El patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I ha hecho un llamamiento a una mejor calidad de vida, mediante el respeto al medio ambiente, y a la sustentabilidad como expresión de la responsabilidad cristiana hacia la creación.
Su exhortación resonó en la III Asamblea Ecuménica que se ha celebrado del 4 al 9 de septiembre, en Sibiu, Rumanía. «Estamos preocupados por la creación de Dios que es objeto de explotación continua y descarada y gime --nuestro planeta está también amenazado-- en espera de nuestra redención y protección», dijo el «primus inter pares» de la Ortodoxia. La cuestión del cambio climático es un tema que preocupa mucho al Patriarca ecuménico. Este patrocina, con la aportación de la ONG «Religión, Ciencia y Ambiente», el simposio «Ártico: espejo de vida». La reunión ha convocado en Groenlandia del 7 al 12 de septiembre a reconocidos expertos para reflexionar sobre el futuro de las más grandes cuencas hídricas del mundo. Su objeto es difundir la conciencia del aspecto ético de la Ecología, mediante una sinergia activa entre ciencia y religión. «Estamos preocupados por el clima y otros condicionamientos medioambientales; literalmente, estamos preocupados por el aire y el oxígeno que respira el hombre de hoy y que la futura generación, tememos, buscará en vano», añadió Bartolomé I. «Estamos, por último, preocupados por la simple supervivencia de la humanidad en este continente y en todo el planeta», concluyó. Justo la salvaguardia de la Creación es uno de los temas principales de este encuentro y es objeto también de un foro específico en esta Asamblea, titulada «La luz de Cristo ilumina a todos. Una esperanza para la renovación y la unidad en Europa». La Carta Ecuménica, firmada en Estrasburgo, en abril de 2001, en la que las Iglesias en Europa se comprometieron explícitamente a promover un estilo de vida sostenible, es un punto de partida para lograr la «coalición de fuerzas» necesaria, con base ecuménica, a este fin.
Desde la II Asamblea Ecuménica Europea, celebrada en Graz, Austria, en 1997, los dos organismos organizadores de este evento, el Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas católicas (CCEE) y la Conferencia de las Iglesias Europeas (KEK), se han implicado con dinamismo en actividades medioambientales. La CCEE organizó luego una serie de consultas a nivel europeo --implicando en primer lugar a los representantes de las Conferencias Episcopales-- sobre temas ambientales (1999-2004). En 1998, fue fundada la Red Ambiental Cristiana Europea (ECEN), que ha creado una plataforma para un intercambio y una cooperación abierta entre los delegados de cada Iglesia para llevar adelante el trabajo programado en el área medioambiental. La Asamblea de Graz se adhirió a la propuesta del Patriarca ecuménico de celebrar el 1 de septiembre como Jornada de la Creación. En los últimos años, varias Iglesias han introducido un tiempo dedicado a la Creación, entre el 1 de septiembre y el segundo domingo de octubre.
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